Dios en apariencia

octubre 27, 2016 Comentarios desactivados en Dios en apariencia

Dios no es aquel —o aquello— que se muestra como divino. Pues lo que aparece como Dios es, por defecto, un Dios en apariencia. En cualquier caso, un Dios que aparece como tal representa, en cierta medida, a Dios, pero, por eso mismo, no es Dios. Y es que cuanto se muestra bajo un cierto aspecto, se muestra siempre desde un punto de vista, de tal modo que, cuando cambia ese punto de vista, el aspecto pasa a ser otro. Ocurre, ciertamente, con lo que aparece como Dios, pero también con lo que se muestra como bello, justo, bueno… El cuerpo que en un momento dado nos parece bello, deja de parecérnoslo cuando nos acostumbramos a él o lo contemplamos desde una corta distancia. Una decisión justa se muestra como injusta cuando tenemos en cuenta aquellos detalles que consideramos en un principio irrelevantes. Un hombre bueno podemos llegar a verlo como un alma oscura cuando hurgamos lo suficiente. Quien aparece en un momento dado como divino puede, por eso mismo, dejar de aparecer como tal. De ahí que Dios, en verdad, sea aquello que da un paso atrás, por decirlo así, en su mostrarse como Dios. O, por decirlo con otras palabras, Dios sería lo siempre pendiente de cuanto podamos ver como Dios. De Dios siempre tenemos un resto, una huella. Al fin y al cabo, Dios se da como lo que queda de Dios donde ya no queda nada de Dios.

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