amor y bien
marzo 10, 2023 § 1 comentario
No es posible querer ser médico sin querer ser un buen médico. En caso contrario, solo nos interesaría ejercer la medicina. Sin embargo, uno no llega a ser un buen médico pretendiendo ser reconocido como tal, sino persiguiendo —y perseguir es amar— la cosa de la que se trata y se resiste a ser alcanzada (aquí, el remedio a la enfermedad). Al fin y al cabo, hablamos del olvido de sí en favor de lo que exige una entrega absoluta, casi una obsesión. Evidentemente, nada de esto vende hoy en día. Y es triste. Pues únicamente el espíritu de la búsqueda nos libra de la esclavitud del espejo. Y hay espejos en todas partes. Incluso en la canchas que se conciben a sí mismas como espirituales. Quizá sea porque ya no hay padres, nadie que se encargue de cortar el cordón umbilical. Para mamá, hagas lo que hagas, siempre serás el mejor. De ahí que donde el padre ha muerto, la maternidad se decante sin remedio hacia su lado oscuro. Y haberlo, haylo.