superstición y amabilidad

marzo 14, 2023 § Deja un comentario

La superstición condensa en clave imaginaría nuestra esencial exposición a lo extraño o imposible, esto es, al carácter absolutamente otro de lo real en sí. Así, el monstruo es la imagen par excellence de lo irreductible. Ahora bien, al condensarla también la falsifica. Pues un monstruo solo es circunstancialmente monstruoso. Basta con que nos familiaricemos con él para que su aura se disuelva como azúcar en el café. Algo parecido podríamos decir de las buenas formas. Al menos, porque con el trato amable preservamos la distancia de la alteridad: el otro, de entrada, no se toca. Sin embargo, el semejante no es, precisamente, semejante porque sus rasgos sean parecidos a los nuestros, sino porque hay un inútil detrás de esos rasgos —un yo inalcanzable y, por eso mismo, intocable. Con todo, lo cierto es que con el paso de los días olvidamos a qué responden las buenas formas. Y es entonces cuando devienen una especie de corsé. Quizá no sea secundario que el legalismo del antiguo Israel fuese indisociable del memorial: no olvides a qué obedece el sabath.

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