et incarnatus est
mayo 21, 2023 § 3 comentarios
Donde Dios se da por descontado como el fundamento de cuanto es, cabe creer en Dios aunque no haya ningún hombre de Dios. Al fin y al cabo, este Dios pertenece a otro nivel. Pero si es verdad lo que proclama el cristianismo, a saber, que no hay otro Dios que el encarnado, entonces no cabe creer en Dios al margen de la fe de quien lo encarna. Dicho de otro modo, si es posible creer es porque él creyó antes o por nosotros, esto es, en nuestro lugar. Me atrevería a decir que no terminamos de comprender el alcance del credo cristiano hasta que no admitimos que si llegara a demostrarse que el crucificado fue un impostor, pongamos por caso un cínico que nunca creyó en lo que predicaba —y de paso, todos los santos—, la fe se iría por el desagüe junto con el agua sucia. Pues cristianamente la fe en Dios se basa en la fe —la confianza— que depositamos en aquel que fue crucificado en nombre de Dios. Por consiguiente, de fallar esta confianza, no puede haber fe que valga. Quizá pueda seguir habiendo creencia, ideal, o ilusión, pero no esperanza.