verdad y devoción

octubre 9, 2023 § Deja un comentario

Se dice: Dios es misterio. De acuerdo. Ahora bien, esto no deberíamos entenderlo como si Dios fuese un ente enigmático o por descubrir. Ni tampoco como si hablásemos de un ser cuya esencia nos fuese inaccesible —como la nuestra lo es para los topos que escarban la tierra. Si Dios es misterio, entonces ni siquiera podemos decir que exista como existen las rocas o las plantas solo que en otra dimensión En este sentido, la pregunta por Dios permanece —y tiene que permanecer— irresuelta. De hecho, el cristianismo afirma que, con respecto a la existencia de Dios, tan solo cabe señalar a un crucificado en su nombre. Dios existe como cuerpo de Dios. El Padre no es aún nadie sin la fe del Hijo. Y esto no termina de hacer buenas migas con el amigo invisible. Y no porque no quepa dirigirse a Dios, sino porque este dirigirse topa con el muro de las lamentaciones. Es su eco el que escuchamos como respuesta.

Con todo, de quedarnos aquí uno podría perfectamente preguntarse dónde queda el asunto del poder salvífico de Dios. Pues al margen de dicho poder, la cuestión de Dios deviene irrelevante.

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