orar
noviembre 23, 2023 § 1 comentario
Probablemente, quienes se dirigen a Dios se sorprenderían si, de repente, se les apareciese Dios para interesarse por su petición. No puede ser —se dirían a sí mismos. Y no por falta de costumbre, sino porque, en el fondo, no ignoran aquello tan bíblico de que Dios no aparece como dios. Dios en verdad es más que dios… hasta el punto de rozar la irrealidad. ¿En que consiste, por tanto, este dirigirse a Dios que no apunta a un dios? ¿Quizá se trate de un resto del clamor que habita en lo más profundo de cada uno? ¿Acaso quien invoca a Dios no lo hace como el náufrago que arroja una botella en alta mar?
No sé si es la segunda vez que lo comento. Pero ¿cómo no clamar a Dios cada día?