lectio divina
diciembre 27, 2023 § Deja un comentario
Quizá la pregunta a la hora de leer a los autores de la Biblia y a Platón, por referirme a los dos pilares de nuestra mentalidad, no sea tanto cómo actualizar el sentido de sus textos, sino, precisamente, qué de dichos textos ya no nos es posible actualizar, esto es, qué perdimos de vista y ya no cabe culturalmente recuperar. Comprender qué pueden decirnos aún tiene antes que ver con un sentido irrecuperable que con la fusión de horizontes —con el salir del quicio que con el encaje. Pues nada se nos dice si no es en realidad nuevo —y, en consecuencia, nos descentra.
Ahora bien, frente a la mentalidad progresista, lo nuevo no es lo que está por ver, sino lo que fuedejado atrás —el origen de cualquier comienzo— en nombre, precisamente, de la novedad, ese simulacro de lo nuevo. En el significado que ninguna actualidad puede actualizar reside lo verdadero, si por verdadero entendemos lo que apunta a lo real como alteridad avant la lettre —a lo absolutamente extraño o ab-soluto. Al fin y al cabo, cuanto resulta asimilable queda encajado en las formas del sujeto —y por eso mismo, reducido a lo que nos parece que es, en definitiva, a lo mismo de siempre. Tanto los autores bíblicos como Platón dieron testimonio, aunque a su modo, de que existimos desde una pérdida fundamental. Y lo que nosotros como modernos olvidamos es, de hecho, este testimonio. Despreciarlo, como suele hacerse hoy en día, no sin ciertos aires de superioridad, es el síntoma de una persistente estupidez.
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