es sencillamente así
febrero 4, 2024 § Deja un comentario
En la proposición 4.121 del Tractatus, Wittgenstein escribe lo siguiente: lo que en el lenguaje se expresa, nosotros no podemos expresarlo por el lenguaje. Leemos mal donde creemos que Wittgenstein apunta, religiosamente, a algo inefable. Leemos mejor donde entendemos que, con este aforismo, Wittgenstein no hace más que recoger la intuición más profunda de la metafísica, a saber, que el haber en cuanto tal no es nada en concreto. El haber en cuanto tal es no siendo nada en concreto. No cabe señalar el haber en cuanto tal. El haber solo se hace presente como el haber de las cosas. Por eso mismo el haber en cuanto tal retrocede en su hacerse presente en —y como— el haber de las cosas.
Ahora bien, porque retrocede, el haber de las cosas no termina de darse como haber. Pues el horizonte del haber de las cosas es, precisamente, su desaparición. Sin embargo, porque este es su horizonte podemos decir que las cosas participan del acto que las hizo posible, la negación de sí del haber en cuanto tal. Aun cuando comprender esto último suponga entrar en la zona pantanosa de la dialéctica más extrema —por no hablar de lo místico. Al menos, porque el haber en cuanto tal no es algo anterior a su negación de sí… a pesar de que el lenguaje nos obligue a concebirlo como algo anterior. Quizá por eso Heidegger dijera que solo los poetas, al forzar el lenguaje —al saltarse la gramática—, son capaces de dirigirse hacia lo último.
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