sin medida
febrero 27, 2024 § Deja un comentario
Bonhoeffer tuvo el mérito, entre otros, de lograr sintetizar su pensamiento en fórmulas sumamente acertadas. Una es la que dice: un Dios que existe, no existe. Es verdad que la fe es un trayecto, hasta el punto de que nadie puede decir sinceramente de sí mismo que tenga fe. Pues la fe no se tiene, sino que se ejerce dando un paso al frente… y sin que sepamos en qué medida ese paso es honesto. Ahora bien, si no lo sabemos es porque aquel en quien confiamos —y la fe es, sobre todo, un acto de confianza— no es objeto de un saber. Ni siquiera hipotético.
El creyente se encuentra expuesto, casi por defecto, a la desmesura de Dios, a su exceso. Sin embargo, le hacemos un flaco favor a la causa cuando nos imaginamos dicha desmesura como más de lo mismo es decir, como lo mismo, pero a lo grande:más poder, más justicia, más amor. La realidad de Dios no es la del superlativo, sino la del ahí-nadie-aún. De hecho, solo desde la desmesura del silencio de Dios cabe reconocer al Hijo del Hombre como Hijo de Dios. Y aquí podríamos añadir una nota a pie de página, parafraseando a Bonhoeffer, diciendo que Dios existe; ahora bien, no solo como Dios —aunque tampoco solo hombre. Y aquí parece que ya la liamos… Pero únicamente donde olvidamos las historias que dotan de inteligibilidad a la confesión creyente.
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