Hamlet, Matrix, Dune et al.
marzo 13, 2024 § Deja un comentario
Una de las consecuencias de la muerte de Dios —una proclamación en el fondo cristiana, como bien viera Hegel— es que el crucificado fue el último Mesías. De hecho, los héroes de la Modernidad, desde Hamlet hasta Paul Atreides, son enviados que no terminan de creer en su misión o, si se prefiere, destino. Y no por debilidad psicológica. No pueden creer en sí mismos como heraldos de lo alto porque ya no hay altura, salvo la imaginaria.
En realidad, siempre fue así. Sin embargo, lo que ha cambiado, y gracias a la Modernidad, es la función de la imaginación como vehículo del conocimiento más abisal. De hecho, la Modernidad reduce el poder de las imágenes sobre lo definitivo de la existencia —aquellas que dibujan el mapa en donde se decide el Sï o el No— al carácter virtual de nuestras fantasías. Y la reducción, en este caso, supone un empobrecimiento del sujeto. Sencillamente, no hemos vuelto más finos o tambaleantes —más insujetables. Shakespeare es superior a los guionistas de Matrix y Dune. Pues, siendo fiel a la evidencia, no se atrevió a escribir una final feliz para Hamlet. El ruido y la furia vencen donde el padre se ha convertido en un fantasma. Y es que la voz de un padre espectral siempre fue menos terrible que la aquel que guarda silencio.
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