la muerte es un perro
marzo 20, 2024 § 1 comentario
La muerte se presenta como un perro: a dentelladas. Pero ¿la muerte es un perro? No, obviamente. Decimos: como un perro. Sin embargo, donde prescindimos de este como, morir no es más que cesar. Se apagó la luz. Así, para el espectador imparcial la muerte deviene una mera constatación: el corazón dejó de latir. En lugar del como un como si. ¿La muerte? Como si fuera un perro. No es exactamente lo mismo.
De ahí que, desde las gradas, la muerte sea únicamente lo que sucede al igual que sucede la lluvia. Y donde tan solo hay lo que sucede prevalece lo impersonal: se muere. Para el espectador, nadie muera: los cuerpos simplemente se detienen. Desde su óptica, cuanto sucede no se dirige a nadie. Por eso, nada le es dado al espectador. Pero lo cierto es que todo nos es dado desde el horizonte de la nada —y precisamente como negación de la nada. Ahora bien, por eso mismo, lo dado es donación. El mundo como dado, es decir, el mundo como donación. Quizá Hegel no andara tan desencaminado cuando dijo que no comprendemos el en sí mientras no lo comprendamos como un para sí —y aquí hay que tener presente que no hay para sí que no sea un para lo otro de sí en la negación de sí. Creatio —y creatio ex nihilo.
m’agrada molt com. ho dius