el poder de las imágenes
marzo 27, 2024 § Deja un comentario
Como modernos nos disparamos un tiro en el pie donde ridiculizamos las figuras del imaginario religioso y, en concreto, cristiano. Pues al final —es decir, en medio de la catástrofe, de la guerra sin cuartel— tan solo nos quedarán, a la manera de un andamio, las imágenes o la recitación. Es verdad que, dentro del hogar, la devoción a las estampitas fácilmente se pone al servicio de nuestra autosatisfacción. Es verdad que Dios no es aún nadie sin su cuerpo. Como también lo es que su poder no se ejerce ex machina, esto es, sin el fiat del hombre. Es verdad que el clamor de las víctimas se dirige a un cielo de plomo. O que la fe apunta a lo imposible, a lo que el mundo no puede admitir como su posibilidad. Pero donde el sufrimiento deviene insufrible los símbolos de la esperanza apocalíptica —que el león coma hierba; que el ángel de la luz terminarán por derrotar al ángel de la oscuridad— son, como decía, el único punto de apoyo para que el cuerpo siga en pie frente a la soberanía de la impiedad. O mejor, arrodillado ante el Sí. Cristianamente, y por parafrasear a Hegel, el espíritu siempre fue un hueso. O si se prefiere, una transfiguración de la carne.
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