comentario de texto
abril 9, 2024 § Deja un comentario
Escribe Víctor Morla en su introducción al libro de Job: quien no se siente interpelado por el libro de Job y retratado en alguno de sus versos es que no ha vivido lo suficiente o no ha sabido vivir. Ahora bien, si esto es así —y diría que lo es—, entonces la experiencia de Dios no parece congeniar con la de quienes tienen suficiente con sentir a Dios en los recovecos del alma como si Dios fuera algo así como el amigo invisible de la infancia. En este sentido, me atrevería a decir que una de las lecciones del libro de Job es que la experiencia de Dios pasa por el grito desgarrado que se dirige a Dios. Por no decir que comienza con este. No se trata solo de la invocación, sino de un lamento que se atreve a cuestionar a Dios hasta casi rozar la maldición. Como si no hubiera Dios. O lo que es peor, como si Dios nos hubiese traicionado. Y paralelamente, ¿acaso no podríamos decir que la intimidad con el Padre de la que hizo gala Jesús de Nazaret encontró su momento de verdad en Getsemaní?
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