de elefantes
mayo 1, 2024 § Deja un comentario
O bien somos elefantes —y el jinete está a su servicio. O bien somos jinetes que hemos de aprender a llevar el elefante que montamos. Ahora bien, la disyuntiva no puede resolverse simplemente mirando. Aquí tenemos que ponernos a pensar. Pues seremos una cosa u otra dependiendo de si hay —o no— una realidad que trascienda los mundos. Y haberla, la hay. Aunque ande acariciando la nada. Hay mundo porque la alteridad de lo absolutamente real es no siendo —o por decirlo de otro modo, desapareciendo en su aparecer como mundo. Hay misterio. Pero nada que descubrir tras correr el velo —y por eso mismo el misterio es un eterno porvenir. La revelación —el desvelamiento— nos arroja de nuevo al mundo como el más allá del más allá. El elefante no puede llevar las riendas porque no se enfrenta a (la) nada. La reacción nunca fue una respuesta.
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