manzanas podridas
junio 19, 2024 § Deja un comentario
Si nuestra vida ha quedado reducida a oficio, aunque el motivo inicial fuese heroico, entonces las manzanas podridas acabarán contaminando el cesto en el que nos hallamos. Y es que la dignidad del oficio depende de las apariencias —del brillo de la cera, de la doxa. En cambio, de seguir combatiendo, ciertamente las manzanas podridas seguirán estando ahí —y quién no acaba pudriéndose, aun cuando solo sea de corazón—, pero difícilmente nos hundirán. A pesar del mal olor —o, siendo más estrictos, del dolor. Pues el objetivo no es nuestra perfección, sino el príncipe de este mundo.
En tiempos de indigencia, quizá no esté de más retomar el ánimo de una compañía militar. Al fin y al cabo, la espiritualidad cristiana consiste en buena medida en un volver a levantarse tras caer. Y ello porque el enemigo insiste en derribar las puertas. Sobre todo, la de aquellos que no cuentan.
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