analogia entis

junio 30, 2024 § Deja un comentario

Tradicionalmente, se ha recurrido a la analogía para expresar la relación de las mujeres y los hombres con Dios. Así, se ha dicho —y se sigue diciendo— que Dios es como un padre o como una fuente de agua viva o como… Aun cuando luego se añada que es más que padre o fuente o…., lo cierto es que, pastoralmente, se tiende a subrayar el como. Esta es la manera de proceder de la sensibilidad religiosa.

Ahora bien, si Karl Barth se atrevió a decir que la analogia entis era un invento de diablo —y creo que algo de esto hay— es porque las metáforas que mejor expresan nuestro hallarnos expuestos a la desmesura de Dios, la cual anda rozando la del nadie-ahí, son aquellas que revelan lo conocido como extraño o desconocido. Donde recurrimos a la analogía religiosa, seguimos estando en el centro. No se trata, por tanto, de asimilar el carácter absolutamente otro de la realidad de Dios —pues aquí, por definición, no hay nada que asimilar—, sino de situarnos ante a la extrañeza que nos extraña del mundo. Aun cuando, por eso mismo, debamos aceptarlo como don.

De hecho, la incorporación de las fórmulas de la fe no pasa por hacernos una imagen de Dios a medida de nuestra receptividad —pues ello tiene que ver con la domesticación de la fe—, sino por tragar con las historias de las que surgieron dichas fórmulas, las historias que impiden, precisamente, que lleguemos a hacernos una idea de Dios a gusto del consumidor.

Deja un comentario

¿Qué es esto?

Actualmente estás leyendo analogia entis en la modificación.

Meta