making love
julio 14, 2024 § Deja un comentario
Cuando el amante cierra los ojos de satisfacción, se aísla de quien se la provoca. En la cama, los amantes no tendrían que dejar de mirarse a los ojos… si quisieran permanecer en la verdad de lo que hacen —en la revelación que supone el encuentro. Pues siempre nos miramos a los ojos desde el indigente que, en definitiva, somos —y únicamente como indigentes llegamos a encontrarnos.
Sin embargo, de ser así ¿acaso los amantes no parecerían unos iluminados? ¿Quiénes podrían soportarlo durante demasiado tiempo? Hay verdad. Pero para nosotros tan solo el bello instante, el acontecimiento, la irrupción vertical de lo que ningún mundo puede preservar. Aquí no hay metodología que valga —ninguna receta que nos permita eludir la caída en el tiempo. En cualquier caso, memorial y esperanza: que vuelva lo que se nos dio. La caricia sería, por tanto, el gesto de lo verdadero: rozar con la punta de los dedos, pero en ningún caso apresar.
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