sin secretos
julio 27, 2024 § Deja un comentario
En el juego del amor, los amantes no pueden incorporar el deseo del cuerpo que abrazan. Esto es, no pueden situarse en el lugar del otro —y por eso mismo, hay algo en el otro que sigue siendo otro o irreductiblemente extraño. Así, ella podrá decirse a sí misma, pongamos por caso, que él tan solo busca su belleza —esto es, podrá saberlo—, pero nunca podrá verse a sí misma con los ojos del amante… sin salir de la escena. El hiato permanece como la condición misma del amor. Pues el amor, por no hablar de su éxtasis, tiene mucho que ver con cerrar los ojos: como si no hubiera hiato. De ahí que el no vaya con el sí. O viceversa. Aun cuando en el instante epifánico, el no retroceda hasta hacernos creer que no existe. Pero basta con darle tiempo. Pues ¿acaso el tiempo no surgió de la negación?
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