coloquio
agosto 3, 2024 § Deja un comentario
“Soy incapaz de rezar”, me dice mi amigo invisible. “Pero tu rezas a diario”, le digo. “No yo, sino el niño que aún llevo dentro”, me responde. Y añade: “… aunque sin ese niño no sería mucho más que un perro”.
Será verdad que somos relación, no solo con los demás, sino con nosotros mismos. Y puede que sobre todo. Ahora bien, quien dice relación, dice tensión interior, dynamis, inquietud. La ironía es su reflejo más amable. Aunque no lo parezca.
Al final, sin embargo, el Gólgota, la sima en donde cesa toda cháchara. En el Gólgota ya no hay ironía que valga. El niño únicamente será capaz de gritar y, si acaso, ponerse en manos de. Es posible que la integridad —el llegar a ser uno con uno mismo— se alcance solo donde nos hallamos expuestos al silencio de Dios, el primer signo de una genuina trascendencia.
Deja un comentario