el mesianismo cristiano
agosto 17, 2024 § Deja un comentario
El judío permanece a la espera de Dios. Pero el cristianismo —un judaísmo llevado a las últimas consecuencias— comprendió que ya podía esperar sentado. Que Dios como tal nunca aparecerá —ni puede aparecer como tal, esto es, como Padre. En su lugar, el Hijo hecho carne. La dogmática trinitaria, al fin y al cabo, algo que difícilmente admitirá la sensibilidad tópicamente religiosa, a saber, que no hay —aún— Padre sin el Hijo. Y si el dogma trinitario es judaísmo llevado al extremo es porque, de algún modo, esto ya fue anticipado por el Talmud: si tú crees en mí, yo soy; si no crees, no soy. No en vano el mesianismo fue un logro espiritual de Israel.
Al fin y al cabo, el mesianismo —y más el cristiano— no deja de ser algo así como una nota al pie de Ex 3,14. De hecho, el cuarto evangelio sería esta nota al pie. Pues que Yavhé diga de sí mismo yo soy el que soy —y aquí hay que tener en mente la ambivalencia del verbo hebreo: entre el presente y el futuro— está muy cerca de decir, al rechazar para sí mismo cualquier atribución, que soy el aún nadie.
Deja un comentario