heideggerianas
agosto 21, 2024 § Deja un comentario
¿El olvido del ser —o mejor, de la cuestión acerca del sentido del ser? Una variante del olvido de Dios. Heidegger rechaza la ontoteología —la confusión entre el ser y el ente supremo, una confusión que el atribuye a la tradición metafísica— como la teología dialéctica rechazó el dios de la religión al distinguirlo del Dios de la fe. Que vivimos de espaldas a Dios, aunque sea con la excusa de dios, es algo que Israel comprendió , y a costa de un enorme sufrimiento, hace unos cuantos milenios. Como también comprendió que la realidad de Dios no es la del ente, sino la de un eterno porvenir. Así, la clave para comprender la extrema trascendencia de Dios es temporal, no espacial. Heidegger sostuvo, a su modo, que la posibilidad es lo más real. El aire de familia es innegable.
Heidegger dijo con relativa frecuencia que el no hacía teología. Y, ciertamente, no hizo teología… si la piedad va, de algún modo, con el quehacer del teólogo. Pero me atrevería a decir que, sobre todo, no la hizo porque dejó a un lado lo que se desprende del eterno porvenir de Dios, a saber, el tener que responder a una demanda infinita. A lo sumo, la ética que se deriva de Ser y tiempo —y se deriva porque se encuentra entre sus premisas— es la de un cuidado de sí. Levinas, sin embargo, comprendió —al comprender que el mandato es el envés de nuestro hallarnos esencialmente expuestos al carácter inefable, por inexistente, de la alteridad— que el Talmud acaso fuese más profundo que las parrafadas de su maestro. Aunque también Levinas dijo que él no hacía teología.
Deja un comentario