el vecino de arriba
agosto 27, 2024 § Deja un comentario
Algo que me llama la atención de muchos de los que aún hablan con Dios en la intimidad es que nunca se preguntan si, efectivamente, hay alguien ahí arriba que los escucha. ¿Por qué? ¿Quizá porque lo dan por hecho? Sin embargo, al darlo por hecho, ¿no nos están diciendo que, en el fondo, les da igual —que la cuestión no es hablar con alguien, sino soltarla? En este sentido, Dios, más que un amigo invisible, sería algo así como el psicoanalista invisible. Puede que no sea secundario que, bíblicamente, la invocación de Dios acabe siendo el grito de quien, dirigiéndose a los cielos, topa con un muro de silencio.
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