cómo la fe cristiana se transforma en fantasía

enero 4, 2025 § 2 comentarios

1— De entrada, una historia algo más que sorprendente —o bastante más que sorprendente: imposible. Casi un milagro, si no fuera porque sus escenas son humanas, demasiado humanas. Por ejemplo: una mujer que es capaz de cuidar del fruto de una violación como don de Dios. El gesto roza, ciertamente, lo delirante.

2— Después viene la imagen o la fórmula que pretende sintetizar el relato. Así, por continuar con nuestro ejemplo, el cristianismo concibe la figura de una madre inmaculada, esto es, sin haber conocido varón, una figura que, por cierto, rescata de la tradición bíblica. ¿Imposible? Pues claro. Al igual que el hecho de que llegase a amar al hijo que engendró de quién no tuvo piedad. Se trata de un gesto que, al cancelar el interminable ciclo de la violencia, nos sitúa ante un nuevo comienzo. Inmaculada, esto es: el mal no alcanzó lo más íntimo de ella.

3— Finalmente, los cristianos olvidan la historia de que hay detrás del símbolo… tomándolo como si fuera la representación de un hecho. De este modo, habrá vírgenes como hay árboles. O fantasmas. Con ello, el cristianismo confunde lo sobrenatural, por sobrehumano, con lo paranormal, alejándose, consecuentemente, del acontecimiento de la encarnación. De hecho, quizá no sea casual que muchos cristianos sigan dirigiéndose a Dios como si este no tuviera cuerpo. Aunque probablemente este fuera el precio que tuvo que pagar el cristianismo por su éxito histórico.

§ 2 respuestas a cómo la fe cristiana se transforma en fantasía

  • Vicente dice:

    Al leer el punto 3 recordé esta respuesta de Joseph Campbell a una de las preguntas que se le formulan en el último libro suyo publicado por Atalanta (Mito y sentido. Conversaciones en torno a la mitología y la vida)

    “Actualmente existen dos actitudes con respecto a las imágenes religiosas y míticas. Una consiste en pensar que son referencias a hechos; la otra, en considerar que se trata de mentiras. Pero no son ni hechos ni mentiras, sino metáforas.

    La mitología es un compendio de metáforas.

    He observado que algunos entrevistadores simplemente no saben de qué se ocupan los mitos. En una ocasión expliqué que el mito era metafórico, igual que la poesía, y la persona que me entrevistaba, para mi sorpresa, dijo: «El mito es mentira». Descubrí que no sabía lo que era una metáfora.

    No entendía a qué se referían en realidad los mitos y la religión; pensaba que aludían a hechos y que, en consecuencia, eran mentiras”.

  • ajaodemariacede84228e dice:

    El escritor y poeta catalán Miquel de Palol en un poema reciente dice :

    ● En el centre del límit crido «mai»! i en el límit del centre un clam diu «sempre»!, però aquest «sempre que és centre no pas sempre s’emmiralla en la jeia d’un desmai.

    Traducción. ● En el centro del límite un «¡nunca!» grito y clamo y en el linde del centro un clamor grita un «¡siempre!», pero este central «siempre» que no es centro siempre se ennarcisa en la tumba de su propio reclamo

    el poema reflexiona sobre los límites del lenguaje y la experiencia al intentar definir lo absoluto (siempre y nunca). La fragilidad del centro y del límite apunta a que nuestras nociones de permanencia y cambio son construcciones humanas, cargadas de contradicciones. Este enfoque filosófico resulta incómodo porque cuestiona las categorías absolutas que usamos para entender nuestra existencia.

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