la tiranía de la lengua

enero 8, 2025 § Deja un comentario

En las canchas de la pedagogía posmoderna —aun cuando hunda sus raíces en Rousseau—, hasta se ha llegado a decir que la lengua es fascista. Que lo importante es el pensamiento —en concreto, lo que uno es capaz de pensar por sí mismo— y no la ortografía. ¿Cómo hemos llegado a tanta estulticia? Cuando se trata de aprender carpintería o medicina ¿acaso nos atrevemos a prescindir de los maestros? Exhortar a los jóvenes a que piensen por sí mismos sin haberles puesto en contacto con quienes han pensado antes que ellos, ¿no supone condenarlos al universo, enormemente tóxico, de Twitter? Hay en la pedagogía posmoderna un implícito —o no tanto— rechazo a toda forma de autoridad. Como si autoridad y libertad estuviesen en orillas opuestas. Pero Víctor de Aveyron —el último buen salvaje— no fue más libre. Al contrario: mientras anduvo por los bosques, estuvo por entero sometido a su instinto. De hecho, ni siquiera era capaz de un sí mismo.

¿Cómo las escuelas han podido apadrinar tanto despropósito educativo? ¿Quizá porque los pedagogos posmodernos han olvidado aquello que dijo Kant, a saber, que el pájaro se engaña a sí mismo si cree que sin la resistencia del aire podría volar más rápido? Si los pedagogos posmodernos fueran capaces de pensar, ¿acaso no se habrían dado cuenta de que aquello que aparentemente impide nuestra libertad es lo que, en realidad, la hace posible? Quien dijo que la lengua es fascista ¿nunca fue consciente de que para poderlo decir hace falta mucha educación?

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