Fontilles
enero 10, 2025 § Deja un comentario
El leproso se presenta como el límite de la caridad más espontánea. Un cuerpo que se descompone a pedazos no provoca nuestra compasión. Más bien, lo contrario: el asco, el vómito, la repulsión. Ciertamente, podemos sentir pena. Pero a distancia.
De ahí que Hume no pueda explicar el beso de Francisco de Asís al hermano que sufría de lepra. Quizá Freud. Pero no Hume. Ese beso fue, humanamente, excesivo, por no decir, delirante o pertubador. En modo alguno, un ejemplo —un comportamiento a seguir.
Ahora bien, la explicación que pudiera proporcionarnos el psicoanálisis permanecerá en el exterior. El cartógrafo no ve la misma montaña que el escalador. La montaña no aparece del mismo modo. ¿Cuál de las dos apariencias es la verdadera? Las víctimas de Hiroshima se aparecieron a los tripulantes del Enola Gay como hormigas. ¿Lo fueron en realidad? De ahí que todas la polémicas remitan a una y la misma cuestión: ¿de qué hablamos cuando nos referimos a lo que es en verdad?
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