hybris

febrero 3, 2025 § Deja un comentario

Quizá la vida más inercial sea, al fin y al cabo, preferible a la de quien alimenta nuestra secreta inquietud por la verdad. Llenar el vacío con las ocupaciones. Mejor dicho: con una continuada distracción. Pues, de parar, fácilmente nos daremos cuenta de que el suelo bajo nuestros pies es, en realidad, un alambre.

Decía Pascal que nuestros males comienzan donde somos incapaces de permanecer a solas en una habitación. Posiblemente. Sin embargo, cuando surge el desasosiego por lo que en verdad acontece en medio de lo que pasa —y este exige soledad, mucha soledad— no vuelve a crecer la hierba. Y es que la segunda ingenuidad, de haberla, tiene las manos vacías.

No en vano, Platón dijo que el amor a la verdad nos sitúa cerca de los dioses. Pero, a la vez, también fue muy consciente de que la verdad no es para nosotros. Al menos, mientras sigamos en este mundo.

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