cambiar de mundo
febrero 8, 2025 § Deja un comentario
Volverse pequeño hasta lograr las dimensiones del microbio no equivale simplemente a cambiar de paisaje. El árbol, los mares, la ciudades… se vuelven inaccesibles. Como si no fueran. Así, habrían tantos mundos como medidas humanas pudieran haber. Nada se le aparece al microbio. El mundo microbiano no es un mundo para el microbio. En realidad, el microbio forma parte de ese mundo… que solo se revela a quien se enfrenta a una exterioridad, esto es, al consciente de sí, y por extensión, de un afuera.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué sería Dios? Obviamente, nada que posea la entidad de lo que pertenece a un mundo, sea cual sea. Decir Dios es decir el misterio de Dios. Y no porque Dios sea algo misterioso. O por decirlo a la manera de Jüngel, Dios es el misterio de los mundos.
Ahora bien, no hay misterio sin pregunta. Y aquí la pregunta apunta al sentido de la existencia, sobre todo si esta lleva consigo las heridas de la impiedad. ¿Qué esperar? Sin embargo, la existencia ¿acaso no supone permanecer en la pregunta? ¿Existiríamos de no haber sido arrancados, precisamente, de Dios? ¿Pueden, por eso mismo, existir los ángeles?
Quizá no sea secundario que Israel concibiera la redención como un nuevo comienzo —como recreación. Pues los cielos puede que sean para los ángeles. O las bestias. Pero no, para nosotros.
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