lo serio
febrero 20, 2025 § 1 comentario
Según Israel, nadie sobrevive que haya visto a Dios. Y Xirinacs añadió: tan solo el profeta resiste. Y aquí, estaríamos, aparentemente, ante una variante del tema del heroísmo, a saber, el de mantenerse en pie ante la irrupción de un poder inconmensurable. Aunque, en el caso del Dios de Israel, este poder no sea el de un incomparablemente más de lo mismo, sino el de un nadie aún, la posibilidad, en definitiva, de una completa aniquilación de cuanto es.
Quizá hoy en día estemos ya un tanto lejos de comprenderlo. Pues en un supermercado —nuestro contexto— nada hay que sea sin medida. Puede que sorprendente, pero en modo alguno inasumible. Ninguna novedad es capaz de provocarnos temor y temblor. Más bien, ilusión. Tampoco la experiencia de la gracia.
De ahí que el asunto de la fe solo esté al alcance de quienes se toman en serio la existencia. Y tomársela en serio supone que habrá un momento en que, debido a la desgracia de tantos, si no la propia, clavaremos nuestra mirada a unos cielos en los que no habrá ninguna estrella.
Y quizá, por eso mismo, la resistencia del profeta no sea equivalente al desafío del héroe de la Antigüedad. Al menos, porque desciende del Sinaí con las tablas de la Ley. Ante Dios —y enfrentados a Dios, a su silencio—, la fraternidad. Pues el único modo de sobrevivir a Dios es aceptando su voluntad.
la pregunta es si aceptamos la voluntad de algo que nos hace sentir pequeños y vulnerables. En ese sentido, nuestra relación es una forma de aceptar la voluntad del otro, de entregarnos a la pasión y al deseo sin saber exactamente hacia dónde nos lleva. Es una especie de rendición, pero también es una forma de libertad.