caballo de hierro

marzo 9, 2025 § Deja un comentario

La analogia entis tiene dos lados. El primero tiene que ver con el modo en que afrontamos lo desconocido, a saber, por medio de lo conocido: esto es como si fuera… Es el lado más espontáneo. El segundo es el que denunció Feuerbach —y mucho antes, Jenófanes: la analogia entis no deja de ser una proyección.

Ciertamente, la Iglesia siempre ha subrayado aquello de que mayor es la desemejanza. Y en cierta manera, es así. Pues la analogia entis de perder de vista el carácter, precisamente, analógico, corre el riesgo de acabar siendo una reducción y, en definitiva, una forma, pastoralmente tolerable, de idolatría… en tanto que la idolatría consiste en hacerse un dios a medida. Pero el problema —que no suprime el añadido ad hoc— reside en el entis. Y es que si uno se toma en serio lo de que mayor es la desemejanza difícilmente el entis se mantiene en pie. Y una vez sucede esto, sobran las analogías. En su lugar, las historias de quienes han visto a Dios cara a cara.

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