Jakob y el ángel

abril 22, 2025 § Deja un comentario

¿Por qué Jakob en Penuel se enfrentó al ángel de Dios? Es, cuando menos, extraño. ¿Acaso Dios le desafió? El combate ¿solo tuvo que ver con Jakob —con su orgullo? En el cuadro de Rembrandt, una verdadera clave hermenéutica, no puede distinguirse la lucha del abrazo. ¿Deberíamos concluir que quien abraza a Dios —o es abrazado por Él— no puede menos que enfrentarse a Dios? ¿O más bien que los que se enfrentran a Dios terminarán siendo abrazados por Él?

Puede que Jakob supiese mejor que nosotros qué significa estar ante Dios. Como también Job. ¿Acaso el clamor de Job no fue una pro-vocación? ¿Es que la experiencia de Dios no comienza con un vivir a flor de piel su impiedad —su indiferencia, su extremo más allá? ¿Podría ser diferente tratándose, precisamente, de Dios? Hablar del amor de Dios antes de hora ¿no conduce a un dios a medida de nuestra necesidad de amparo?

Si el relato lo hubiera escrito un cristiano, el abrazo de Dios hubiese sido el del crucificado. Pues, según el cristianismo, la respuesta de Dios a la provocación del hombre —su Palabra— fue un abandonado de Dios que murió perdonando a sus verdugos. Como es sabido, fue Bonhoeffer quien dijo que ante Dios estamos sin Dios. Esto es, enfrentados a su misterio. Y de ahí Mt, 25. O en judío, la Ley que nos obliga a la fraternidad. Pues solo caemos cuenta de que somos hijos de un mismo Padre donde permanecemos expuestos al silencio de Dios.

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