Moisés y Nietzsche ante el abismo
mayo 30, 2025 § Deja un comentario
¿Hay exceso en Nietzsche? Quiero decir, no ya si su pensamiento es excesivo, sino si Nietzsche tiene algo que decirnos con respecto a cómo situarnos ante el exceso de un haber sin porqué, del cual se desprenden tanto la luz como la oscuridad (Is 45, 7). La pregunta es retórica. Pues la verdad es que acaso sea lo único que tenga que decirnos, glosas al margen. Y me atrevería a sostener que en esto consiste su ateísmo. Así, ante el exceso de lo real —un exceso irreductible—, Nietzsche nos invita a ponernos a bailar como Dioniso, siendo irrelevante si es sobre un lecho de flores o sobre los cadáveres de los hijos. En esto consistiría su hybris, su desafío al Dios. Pues es evidente que para Nietzsche hay Dios. Aunque se vista con los ropajes de la nada. Ciertamente, lo que no hay, según Nietzsche, es el Dios titiritero. Pero, en realidad, nunca lo hubo. Y por eso Dios es Dios. Como supo ver Israel —y no sin sufrir hasta los tuètanos esta hallarse en falta de Dios.
Por tanto, Moisés también vio el abismo. Sin embargo, su respuesta fue muy distinta. En vez de entregarse al bailoteo y a la carcajada, descendió con las tablas de la Ley. Pues, frente a la nada de Dios —ante su insobornable trascendencia—, el desafío consiste en crear hermandad: la ira de Dios no nos podrá. Y ello en nombre de Dios. Es decir, en su lugar.
De hecho, ya Bonhoeffer dejó escrito que la existencia creyente se mueve entre la resistencia y la sumisión. Aun cuando es posible que no lo dijera en el mismo sentido.
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