secrets
junio 7, 2025 § Deja un comentario
El secreto es que no hay secreto. O mejor, que, de haberlo, no importaría. ¿Qué ocultan unas manos que se cierran? ¿Sería decepcionante que no escondiesen nada? Como la cebolla, cuyo núcleo es, precisamente, el vacío. El prestigio de lo oculto se debe al velo —y a nuestra congénita necesidad de aparición. Al igual que nuestro deseo es incitado por la prohibición.
Sin embargo, dice el nihilista, nada nuevo bajo el Sol. No esperes nada, literalmente, extraordinario. A lo sumo, su simulacro: la sorpresa, la novedad, el unboxing. ¿Qué será? —y quizá esta sea la pregunta… aunque solo alcance el tuétano donde la existencia, en su conjunto, deviene un interrogante en vez de, simplemente, un oficio. Las piezas del rompecabezas no encajan, ni encajarán. En el caso de que las manos ocultasen un diamante único, no sería más que un diamante, algo a lo que tan solo hace falta acostumbrarse para que desaparezca su brillo inicial. Por definición, el secreto es insoportable. Pues acaso el secreto sea, al fin y al cabo, que lo excepcional no se revela como caso singular, sino como lo que tuvo que negarse —y por eso mismo, desaparecer— para que hubiese, precisamente, mundo.
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