rosal

junio 21, 2025 § Deja un comentario

Que la rosa sea sin porqué no es lo primero. Pues lo primero —aquello con lo que topamos de entrada— es que la rosa nos resulta más o menos útil: o porque nos gusta su perfume o aspecto, o porque la cortamos para regalarla, etcétera. Su ser —su independencia o alteridad— solo se nos revela donde no hay nada que hacer con ella, aunque esto no significa que no quepa hacer nada. El carácter otro de lo que tenemos a mano aparece como inútil. El ascenso desde el fondo de la caverna hasta su boca supone un caer en la cuenta de esta escisión. La moraleja, sin embargo, ya sabemos cuál fue: no hay regreso. Y no solo porque, políticamente, no haya modo de integrar la revelación, sino porque existir significa, en cualquier caso, vivir como arrancados.

De ahí que la cuestión religiosa —la que se interroga, precisamente, por la integración— sea una cuestión vital y, por eso mismo, irrenunciable. Haya o no dioses de por medio. Quien deambula por el mundo ignorándola, vive como quien juega a la Oca: y tiro porque me toca. Aun cuando, a menudo, se lo pase bien. Platón, siendo más certero, prefirió hablar de la oscuridad.

Deja un comentario

¿Qué es esto?

Actualmente estás leyendo rosal en la modificación.

Meta