volver al quicio
septiembre 1, 2025 § Deja un comentario
La paz de ánimo —la serenidad— solo se alcanza aceptando que formamos parte de aguas que nos cubren, como decía Merton. Y esto, hasta cierto punto, es así.
Sin embargo, hay otra espiritualidad, aquella en la que el creyente es sacado de quicio por el llanto ensordecedor de las víctimas de la historia. Aquí, la paz de ánimo encuentra su envés en la tensa esperanza de quien mantiene los ojos abiertos y las manos ocupadas repartiendo el pan de cada día. El compromiso creyente con los hambrientos posee, en realidad, una dimensión eucarística y, por eso mismo, sacramental.
El riesgo de la espiritualidad del formar parte es el de acabar siendo espectadores del naufragio de tantos. Como también, el riesgo de la espiritualidad de los dequiciados es el de transformar la esperanza en un ideal al alcance de nuestro activismo.
No hay, por tanto, respuesta a lo que debemos hacer. En su lugar, llamada. Es decir, in-vocación. Y Dios ya decidirá, como quien dice.
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