los malos

octubre 23, 2025 § Deja un comentario

Hay quienes parece que disfruten haciendo daño. Son los malos. Espontáneamente, podríamos decir que hay buena hierba y mala hierba, quienes nacen predispuestos a la bondad, y quienes se sienten inclinados hacia el mal. Sin embargo, muchos creen que la maldad es algo así como una crosta de la que podríamos desprendernos; que, en el fondo de cada uno, habita el amor al bien. La pregunta es si esto es así o, más bien, estamos ante una creencia en la que necesitamos creer, un trankimazin.

En cualquier caso, lo cierto es que, cristianamente, cabe una condena eterna —cabe el irredimible. Pues aún podemos rechazar la redención que se nos dio de antemano. Así, podría suceder que el soldado que sigue con vida gracias a sangre de su víctima —la sangre que ahora corre por sus venas—, coja de nuevo el fusil para terminar el trabajo. Es posible volver a crucificar a Dios, la posesión demoníaca. Freud nos habló de la pulsión de muerte. Probablemente, no regase fuera de tiesto. En este sentido, recuerdo aquel fragmento de Ernst Jünger en el que sintetiza su paso por las trincheras de la guerra del 14: la primera muerte no puedes soportarla; con la segunda, te acostumbres; la tercera la deseas.

Ahora bien, para que pudieran haber ángeles de Dios, uno tuvo que caer, el más lúcido, el que siempre niega. Y caer junto a Dios, tal y como podemos leer en el Libro de Job.

Todo lo profundo siempre fue muy extraño.

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