la pregunta es la respuesta
noviembre 14, 2025 § Deja un comentario
La filosofía moderna nace del truco del trilero, aquel que consiste en sustituir la pregunta sobre lo real, en su carácter otro o absoluto, por la de la certeza. En el caso de la filosofía clásica, el punto de partida —lo que que no se discute, el axioma— es el haber. Sencillamente, hay el haber. En el de la moderna, la representación, el contenido mental. Aparentemente estamos ante un paso inocente. Pero no lo es.
Y es que la pregunta lleva bajo el brazo la respuesta —y una que altera significativamente la comprensión de sí. La trampa consiste en presentar como conclusión del ejercicio metódico de la duda lo que, al fin y al cabo, se presupone, la centralidad del cogito. Es lo que tiene que la primera pregunta sea la que se interroga sobre la certeza de nuestras representaciones del mundo.
En cambio, donde el punto de partida es el haber del mundo, el sujeto se comprende a sí mismo como el que se encuentra expuesto a la desmesura de un puro haber. No es exactamente lo mismo. De ahí que, en la antigua Grecia, el asombro, antes que la sospecha, fuese la actitud de quien aspira a la verdad.
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