del hombre y las focas
febrero 13, 2019 Comentarios desactivados en del hombre y las focas
Ni las focas, ni los árboles existen. Tan solo el hombre. Las focas y los árboles simplemente son. Ahora bien, en tanto que existimos —en tanto que nunca terminamos de encontrarnos en donde estamos— podemos comprendernos o bien como arrojados, o bien como arrancados. En el primer caso, seguimos en los alrededores de Atenas. En el segundo, en el centro de Jerusalén. En el primer caso, la pregunta es de dónde. En el segundo, de quién. No es exactamente lo mismo. Pues para los atenienses, la experiencia fundamental es la gnóstica. El mundo, sencillamente, no es nuestro hogar. En cambio, para los habitantes de Jerusalén, diría que es la de una común orfandad. Así, el mundo, sin duda, es nuestra casa. Pero hace ya tiempo que papá no ha vuelto.