Susan
marzo 6, 2019 Comentarios desactivados en Susan
Sunsan Sontag, mientras se iba muriendo de una muerte lenta, pero devastadora, llegó a confesarle a su hijo que era la primera vez en su vida que no se sentía alguien especial. Memento mori. Quizá sea cierto que solo la anticipación de nuestra propia muerte o, más aún, la de aquellos a los que se les arrancó la vida antes de tiempo, nos libere del estanque de Narciso. Tras muerte, su hijo, David Rieff, dejó escrito una especie de epitafio: “mi madre se había visto siempre a sí misma como alguien cuya hambre de verdad era absoluta. Después del diagnóstico, el hambre persistió, pero su desesperación no era por la verdad, sino por la vida”. Las últimas palabras de su madre fueron “quiero decirte…”. Pero no dijo nada. Apenas un murmullo.