una esperanza tangible

noviembre 10, 2019 § Deja un comentario

El desesperado no quiere otra cosa que un motivo palpable de esperanza, no la verdad cristiana, la que se expresa en el dogma cristológico. Y un motivo palpable es algo así como una tirada de cartas que le asegure que pronto encontrará al hombre de su vida o un trabajo. Al fin y al cabo, un golpe de suerte, una predicción favorable. De hecho, esto último es lo que animó a los primeros cristianos: el fin está cerca y vosotros seréis los primeros en entrar en el palacio del zar. El problema es que este motivo ha dejado de ser creíble. Tampoco es casual que, dentro de la cristiandad, la promesa del Reino fuera desplazada con el tiempo por la promesa de una vida en el más allá en donde los sufrimientos de hoy serían compensados con la dicha eterna (y con un merecido infierno para los verdugos).

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