ateísmo y cristianismo
noviembre 25, 2019 § Deja un comentario
La muerte de Dios es un tema cristiano, antes que moderno. Pues, un Dios no puede colgar de una cruz sin dejar de ser un dios. El significado elemental de la palabra Dios se pierde en el Gólgota. Pues la diferencia entre un dios y el hombre es, originariamente, la que media entre el hombre y los ácaros del polvo. De ahí que un dios no pueda amar a los hombres (y menos sacrificarse para salvarlos de su des-gracia). En cualquier caso, puede jugar a amarlos, pero en modo alguno amarlos, a menos que se trate de un Dios enajenado. Proclamar que el crucificado es Hijo de Dios —Dios en la persona del Hijo— está muy cerca de proclamar que no hay dios. Pues tan solo hace falta que dejemos de tomarnos en serio la resurrección —ese imposible— para que el que aún intenta creer tenga frente a sí únicamente a un abandonado de Dios. No es casual que Ernst Bloch dijera, comentando la sentencia de Nietzsche, que los hombres no mataron a Dios. Lo mató Jesucristo.
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