filosofía y retórica
enero 1, 2020 § 1 comentario
La filosofía, en tanto que interrogación incansable sobre aquello de lo que hablamos, tarde o temprano termina por bloquear cualquier diálogo. Pues nunca acabamos de saber de lo que estamos hablando. Así, no podemos ir más allá de cuanto damos por cierto. Para quien parte de la sospecha, no hay nada absoluto que reconocer. De ahí que el uso retórico del lenguaje sea inevitable. Y quizá haya mucha ironía en Platón cuando tacha al sofista de falsario. Pues al negarle el pan y la sal, está enmascarando, precisamente, que no hay otra salida que la del simulacro o la manipulación.
Puede que para la filosofía que agota su hacer en el uso de las laringes. La actividad del filósofo de carne y hueso —al menos el que continúa la marcha iniciada en la Academia—, se interroga primordialmente no sobre lo que hablamos, sino sobre la realidad, y esta marcha constitutivamente crítica, sin duda, siempre se dará con dialéctica, pues afirmar algo de la realidad es afirmar algo contra alguien, como hago yo ahora.
Y en esta marcha crítica Sócrates e Isaías no están tan alejados.