misterium
enero 10, 2020 § 2 comentarios
Dios es el misterio de Dios. O lo que viene a ser lo mismo, del absolutamente otro no tendremos ni idea. Pues lo otro, por definición, es lo esencialmente extraño. Tan solo contamos con las imágenes que nos hacemos del otro —con su apariencia—, las imágenes que admiten, precisamente, un trato, aun cuando sea emocional. Así, lo decisivo con respecto a Dios no es Dios, sino lo que se desprende del misterio de Dios, a saber, la vida como excepción y el deber de preservarla de nuestra impiedad o indiferencia. El cristianismo, sin embargo, añadirá un plus, el que confiesa que de Dios no tendremos otra imagen que la de un crucificado —y posteriormente levantado— en nombre de Dios.
Josep, he leído tu libro «Incapaces de Dios» y me parece una aportación muy sólida a la actualización del cristianismo, o mejor dicho a su deconstrucción, para que deje de parecer un cuento de Disney.
Gracias, Vicenç. Esa era la intención.