en contradirección

febrero 14, 2020 § Deja un comentario

Si la vida humana es sagrada, incluso un dios tendría que respetarla. Pero esto es como si un hombre tuviera que reconocer el carácter sagrado de un ácaro del polvo. Inviable. De ahí la gran intuición del cristianismo: si la vida humana es sagrada —si el no matarás va a misa, nunca mejor dicho— es porque Dios renunció a ser solo un espectro. De ahí que la aspiración gnóstica —la que consiste en ignorar los límites de la corporalidad, una aspiración tan actual— vaya en la dirección contraria a la de Dios. El gnóstico pretende elevarse por encima de la materia. Pero Dios quiso caer —y caer hasta morir.

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