el anti-Dios
diciembre 20, 2020 § Deja un comentario
En la Biblia hay dos preguntas que la recorren a modo de leitmotiv: ¿dónde está tu Dios? y ¿dónde, tu hermano? La primera no deja de llamarnos la atención, teniendo en cuenta de que contamos con una respuesta por defecto, a saber, en los cielos. La segunda, en cambio, contrasta con la que haría un dios del lugar: ¿cuándo me entregarás mi tributo? En vez de ello, una interpelación moral. Porque ya no hemos acostumbrado, al menos culturalmente, a este Dios, pero, si lo pensamos bien, no tiene nada de divino. Pero el hallazgo bíblico consiste, precisamente, en comprender ambas preguntas como las dos caras de una misma moneda. YWHW siempre responde a la inquietud del hombre por Dios inquietando al hombre. ¿Dónde se encuentra Dios —aquel de quien dependes en lo más íntimo? En el cuerpo del que desprecias porque apenas es un resto de hombre. Y esto, ciertamente, es algo difícil de tragar para quien parte de una concepción natural de lo divino. Como si YWHW fuese el anti-dios.
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