fases
septiembre 22, 2021 § Deja un comentario
La infancia es, ciertamente, ilusión —y podemos prolongarla hasta momentos antes de morir—. Es inevitable que, de entrada, creamos en las promesas de la ilusión. Es lo que nos permite tirar de nuevo los dados. La madurez, por su parte, comienza con la desilusión. Ya no hay espejismo que valga. El juego de la oca ha terminado. Te has dado cuenta de que el juego es otro —y de que no eres el jugador principal—. Hasta aquí lo prosaico, lo común. Sin embargo, la cuestión es si hay vida más allá del desengaño. Y sin duda la hay. Aunque no va a depender de ti. O no solo.
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