presente indicativo
enero 18, 2022 § 1 comentario
¿Qué tenemos presente en el presente? De hecho, no el presente, en el sentido del don. Más bien, lo que satisface nuestro necesidad, lo útil, lo que, por eso mismo, será desestimado. De ahí la importancia de la pregunta por el qué. Las impresiones —las apariencias— suelen desviar el tiro. ¿Un cuerpo atractivo? Quizá. Pero no solo. También —y quizá sobre todo— su falta de coincidencia consigo mismo —su indigencia, su inquietud. Al fin y al cabo, su sin porqué. Con todo, estamos en el mundo como los que cayeron. Y esto significa que vivimos de espaldas a lo real. Aunque en el fondo no anhelemos otra cosa que lo extraordinario, la aparición.
El caso es que las apariciones suceden; se trata de estar en el lugar adecuado, y saber mirar en la dirección precisa, y a ser posible con ojos limpios de prejuicios. Por ejemplo, el mismo día en que se escribía este post, dos mujeres comían en un restaurante de comida rápida en un centro comercial; una, mayor, de clase media y la otra más joven, con claros rasgos de procedencia extranjera, irregular en estos momentos, por más señas. Mientras comían, se acercó un mendigo que, dirigiéndose a la más joven le pidió una limosna; ella sacó su monedero y encontró una moneda -creo que de 50 céntimos- y se la dio. El mendigo, mirando la moneda, le dirigió su rostro, iluminado con una amplísima sonrisa: sabía que la mujer le había dado de lo que tenía para vivir.