excellence
febrero 2, 2022 § Deja un comentario
En el país de la mediocridad, todo el mundo se cree con derecho a juzgar. Da igual, si hablamos de Shakespeare o de Bach: si no me gusta, no vale. Es lo que tiene nuestra época: que el parecer —la opinión— deviene incuestionable. Twitter es la metáfora. De este modo, la cháchara prevalece sobre lo bien dicho, al fin y al cabo, sobre las palabras que, al quedar en suspenso, preservan el silencio que abraza cuanto es. No hay remedio. Si gana la mediocridad, gana la estupidez. Y la estupidez no es solo ignorancia. Es un error existencial. En cambio, donde cabe la excelencia —el por encima de la línea de flotación— las tornas cambian. Pues hay obras —individuos— que nos juzgan al juzgarlos. Quien dice que Dante es un peñazo, dice más de sí mismo que de Dante. Al igual que quien cree que Pedro Claver fue un fantasioso —un perdedor.
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