el acto

noviembre 14, 2022 § Deja un comentario

El acto por el que Dios deviene trascendente con respecto al mundo es lógicamente anterior a la realidad de Dios. O por decirlo de otro modo, desde un punto de vista lógico, el acto de Dios precede a su trascendencia (aunque no se trate, ni pueda tratarse, de la trascendencia de un ente superior, sino de la del que aún no es nadie). Por ese acto el Dios del séptimo día es el envés del mundo (y si el mito lo cuenta como si en primer lugar Dios crease el mundo y luego se retirase es porque no podemos ver las dos caras a la vez). El acto creador, por tanto, no solo crea el mundo, sino también a Dios en cuanto tal. Dios es siempre antes que Dios. Así, que haya misterio —y el misterio es un non plus ultra— significa que hay una trascendencia por encima de la trascendencia. Y es la trascendencia del hágase, la que da pie al mundo y a Dios como el misterio del mundo. Pues de lo contrario —esto es, si el hágase no fuese lo primero—, entonces Dios pasaría a ser una sustancia que decidió retirarse para hacerle un hueco al mundo. Pero en ese caso —esto es, donde el hágase fuese un derivado de Dios— difícilmente podríamos decir que la voluntad que sostiene el mundo es de Dios.

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