homo superior (1)
abril 4, 2023 § Deja un comentario
La distopía está, según parece, a la vuelta de la esquina. La manipulación genética de nuestro ADN transformará las diferencias sociales en biológicas. Así, estarán los válidos y los inválidos, por decirlo a la manera de esa profecía hollywoodiense que fue Gattaca. De hecho, ya hay algo de esto. Quien tiene un problema cardiaco en los arrabales de Calcuta muere antes. No, los que están adscritos a la clínica Mayo.
Sin embargo, mientras podamos seguir diciéndonos que la naturaleza es la misma la cosa aún no se sale de madre. Se saldrá cuando la superioridad de los válidos sea comparable a la que media entre los hombres y los dioses. Quizá no sea casual que la imagen que nos hacemos del homo superior sea, precisamente, la de un cuerpo bello e impasible, una imagen que, con todo, responde antes a nuestros miedos —a nuestra dificultad para admitir un ente sobresaliente, y más si sale de los nuestros— que a la realidad. Acaso el homo superior vivirá más —y más saludablemente— que quienes se hayan quedado atrás. Acaso su inteligencia sea inconmensurable. Acaso nos vean como monos. Y probablemente, para soportarlo, debamos seguir diciéndonos que los ricos también llorán.
Ahora bien, aun cuando no lloren —o lloren sobre la red del trapecista— lo cierto es que, si continuan siendo existentes, entonces la nada o el nadie-aún seguirá siendo su horizonte. En cambio, de disolverse la cuestión existencial, el homo superior apenas será algo más que un replicante. No deberíamos descartar la posibilidad de que el superhombre nietzscheano fuese, literalmente, un idiota, a pesar de la enormidad de sus talentos. Sea como sea, el hombre siempre fue la posibilidad de ir más allá de sí mismo. De hecho, nosotros somos dioses para Adán. Al menos, en apariencia.
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