el todo

mayo 8, 2023 § 4 comentarios

Según Hegel, no comprendemos en qué consiste que algo sea hasta que no comprendemos que nada hay que no esté conectado con el resto de cosas; que comprender lo particular supone comprender el todo. Así, la pregunta por qué hay algo en vez de nada equivale a preguntarse por el porqué de la totalidad (y es obvio que aquí no nos estamos preguntando por ninguna causa eficiente). Si, de repente, desapareciese una mosca sin que hubiera un porqué, esto es, sin que su desaparación se debiese a la naturaleza de las cosas, el todo se desplomaría como un castillo de naipes. Y esto es así por la sencilla razón de que mosca es en relación con lo que no es mosca —con aquello que la existencia de la mosca niega y, por eso mismo, con aquello que, siendo lo otro de la mosca, tiene que negarla. Y esto equivale a decir que lo que no es mosca tan solo es en relación, precisamente, con la mosca. Nada es en particular cuyo envés no sea lo que no es eso en particular. Y viceversa. La negación se halla inscrita en el seno de la afirmación. De ahí que el No se presente como la continua amenaza del Sí. Ahora bien, y por la misma razón, podemos también decirlo a la inversa: hay en el No una voluntad de Sí —un Espíritu.

Sin embargo, podemos ir más lejos. Pues siguiendo esta misma lógica, si hay el todo, entonces el todo no puede ser aún el todo (y en este punto acaso nos apartemos de Hegel). No hay el todo sin que, en cierto sentido, haya el no-todo. Hay lo que hay. Este es el punto de partida (y decir esto supone decir, frente a Descartes, que el punto de partida con respecto al asunto del saber no es nuestra representación de lo que hay). Pero si hay lo que hay es porque el haber en cuanto tal en sí mismo no es. Traducción: el haber en cuanto tal es no haciéndose presente en cuanto tal. Hablamos efectivamente del tiempo —de la historia. Pues tiempo significa que el haber de las cosas no permanece como haber. En realidad, no puede permanecer… en tanto que hay cosas porque, como decíamos, el haber como tal es no siendo como tal. Y por extensión, si el todo no puede ser aún el todo, entonces el tiempo final es, inevitablemente, el horizonte asíntótico de la historia. Por consiguiente, no hay ahora que no quede infectado por el final de los tiempos. Hegel escribió lo que escribió con una Biblia bajo el brazo. Que hoy no sepamos qué hacer con ella, salvo despreciarla como un cajón de supersticiones, es un síntoma de nuestra indigencia intelectual.

§ 4 respuestas a el todo

  • Iñaki dice:

    En el primer párrafo más que el de Hegel parece describirse el pensamiento de Spinoza.

  • josep cobo dice:

    De hecho, tal para cual… como es sabido.

  • manuelballester dice:

    El darrer comentari sobre ‘indigència intel·lectual’ sembla una mica «fort», molt hegelià, en el sentit que ell escriu des de l’arribada i «ja ho sap tot», i ens ho explica, però també és, lacanianament parlant, la ‘posició’ que ocupa com a ‘lloc del saber’ o, més ben dit, del ‘poder’: obvi, qui sap, té el poder…, més o menys.
    A banda, el text final em recorda Agamben i el seu ‘temps messiànic’, paulí: segons la seva traducció: «llorar como no llorantes» …

  • josep cobo dice:

    Diria que no necessariament. La indigència intel.lectual a la que em referixo té més a veure amb la manca, per no dir amb la “actual” proscripció, de les preguntes de fons que amb la distància que ens separa d’un “amo omniscient”. Podríem dir que la indigència intel.lectual fora, per contra, el efecte del refús d’un saber “a la socràtica”.

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